martes, 17 de junio de 2008

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE TENER UN PROFESOR PARA SER UN BUEN PROFESOR?

A través de todos los ensayos que se han realizado en el blog, se ha dado respuesta a múltiples interrogantes relacionadas con el proceso de enseñanza aprendizaje, que permiten crear en sí, un perfil de un buen educador, pues se han descrito las funciones que éste debe realizar para promover un ambiente adecuado, con disciplina, en aulas donde existe una gran diversidad de estudiantes. Es así como podemos plantearnos y reflexionar sobre; qué es lo que esperamos de nuestra práctica docente, para qué vamos a enseñar, cómo vamos a enseñar didácticamente historia y geografía y cómo vamos a evaluar a los estudiantes y autoevaluar nuestro desempeño para lograr ser un buen profesor de historia y geografía.

La evidencia empírica sugiere que los buenos maestros marcan una clara diferencia en el rendimiento de sus alumnos. El problema es que no se sabe con claridad qué hace un buen profesor. Considero que un buen profesor no se define por su actividad sino por el sentido que da a ella. Muchos piensan que para ser profesor basta con saber mucho de una asignatura, sin embargo esta es una visión limitada del quehacer docente, porque no solo basta con dominar un tema si soy incapaz de enseñarlo en forma clara y sencilla.

El profesor es aquel que encuentra en su propia vocación el facilitar el encuentro de otro con su propia vocación. Es alguien autónomo que enseñará a los alumnos a descubrir su autonomía y a crecer siendo fieles a sus principios e ideales. Muchas veces se confunde la libertad con la total independencia de normas y reglas, sin entender que si las reglas existen es precisamente para educar nuestra libertad. Por ello es que es preciso reconocer otra característica del docente, un ente disciplinado. El profesor está para educar, para cumplir con su rol social que es permitir que las futuras generaciones logren ajustarse a los requerimientos de la sociedad en que están. Por ello, es que el profesor no puede perder de vista el apego a normas de convivencia que permitan que los jóvenes eduquen su libertad. No se trata de imponer una obediencia ciega a normas y principios sino enseñar a respetar esas normas por lo valioso que contienen tras de si. Educar la autonomía supone ayudar a decidir, enseñar a elegir entre lo que se debe hacer y lo que no se puede hacer.

El buen profesor tiene vocación de maestro, ayuda a sus estudiantes a crecer personal y profesionalmente, se interesa por ellos y disfruta de la interrelación profesor-estudiante. Es un educador que no todo lo sabe, sino que esta dispuesto a aprender en conjunto con sus alumnos y por lo mismo no impone sus conocimientos, sino que valora el diálogo con los estudiantes, con el fin de que estos se desarrollen integralmente no solo con contenidos, sino también con valores.

Un buen docente ante todo sirve de modelo para su alumnado y por lo mismo debe dar el ejemplo con mínimas normas de puntualidad y respeto, debe dominar su área, ser responsable, preparar bien su clase y hacer de ella una actividad estimulante y productiva, evaluar a tiempo, con justicia y de acuerdo a los objetivos y contenidos del curso, estimulando así el mejoramiento del aprendizaje.

La mejor forma de enseñar y educar a los alumnos es cuando el profesor se muestra a sus alumnos como alguien con autoridad. Pero me refiero a esa autoridad que surge de quien posee experiencia, de quien enuncia verdades basadas en hechos o conocimientos que ha adquirido en su vida. Un profesor debe ser culto. Debe de potenciarse ante sus alumnos por la fuerza de sus vivencias que le convierten en un referente válido y digno de imitar. La cultura le permitirá al docente ampliar la mirada de sus alumnos, ayudarles a reconocer que existen otras formas de actuar, mejores y más éticas que lo que ya hacen.

Un alumno no se acerca al liceo a repetir lo que ya sabe, sino a ampliar su horizonte, solo un profesor con el conocimiento y la sabiduría propia permitirán responder a esta necesidad vital. Un profesor por tanto, debe dejar de ser un mero instructor de contenidos para convertirse en un pleno educador, en un servidor de las vocaciones ajenas.

Pero ante todo un buen pedagogo deberá confiar en sus alumnos y creer que ellos son capaces, además se interesará en conocer tanto a estos como a su contexto, pues sólo un profesor que conoce a los estudiantes es capaz de encantarlos y movilizar sus afectos. Para esto desarrollará distintas estrategias, lo ideal es llevar los contenidos a las vivencias cotidianas de los alumnos, para que los asimilen mejor, así como considerar sus conocimientos previos, para que el aprendizaje se convierta en significativo.

El saber llegar al alumnado es trascendental para motivar el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la actualidad el uso de las nuevas herramientas digitales es clave para obtener mejores resultados, ya que ayuda a los profesores a acercarse a sus alumnos y a abrir su horizonte, lo ideal es estar siempre alerta a lo nuevo y capacitarse, seguir estudiando.

Sin embargo, la principal característica de un buen profesor, es tener vocación y amar lo que se hace, de ahí se desprenden todos los demás elementos necesarios para llevar una clase.
Pero ¿Un buen profesor nace o se hace? ¿Se aprende a ser un buen profesor? ¿Cuánto influyen los años de experiencia en el buen desempeño como tal?

1 comentario:

Profesora dijo...

Estimada alumna tú nota es un 98