martes, 17 de junio de 2008

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE TENER UN PROFESOR PARA SER UN BUEN PROFESOR?

A través de todos los ensayos que se han realizado en el blog, se ha dado respuesta a múltiples interrogantes relacionadas con el proceso de enseñanza aprendizaje, que permiten crear en sí, un perfil de un buen educador, pues se han descrito las funciones que éste debe realizar para promover un ambiente adecuado, con disciplina, en aulas donde existe una gran diversidad de estudiantes. Es así como podemos plantearnos y reflexionar sobre; qué es lo que esperamos de nuestra práctica docente, para qué vamos a enseñar, cómo vamos a enseñar didácticamente historia y geografía y cómo vamos a evaluar a los estudiantes y autoevaluar nuestro desempeño para lograr ser un buen profesor de historia y geografía.

La evidencia empírica sugiere que los buenos maestros marcan una clara diferencia en el rendimiento de sus alumnos. El problema es que no se sabe con claridad qué hace un buen profesor. Considero que un buen profesor no se define por su actividad sino por el sentido que da a ella. Muchos piensan que para ser profesor basta con saber mucho de una asignatura, sin embargo esta es una visión limitada del quehacer docente, porque no solo basta con dominar un tema si soy incapaz de enseñarlo en forma clara y sencilla.

El profesor es aquel que encuentra en su propia vocación el facilitar el encuentro de otro con su propia vocación. Es alguien autónomo que enseñará a los alumnos a descubrir su autonomía y a crecer siendo fieles a sus principios e ideales. Muchas veces se confunde la libertad con la total independencia de normas y reglas, sin entender que si las reglas existen es precisamente para educar nuestra libertad. Por ello es que es preciso reconocer otra característica del docente, un ente disciplinado. El profesor está para educar, para cumplir con su rol social que es permitir que las futuras generaciones logren ajustarse a los requerimientos de la sociedad en que están. Por ello, es que el profesor no puede perder de vista el apego a normas de convivencia que permitan que los jóvenes eduquen su libertad. No se trata de imponer una obediencia ciega a normas y principios sino enseñar a respetar esas normas por lo valioso que contienen tras de si. Educar la autonomía supone ayudar a decidir, enseñar a elegir entre lo que se debe hacer y lo que no se puede hacer.

El buen profesor tiene vocación de maestro, ayuda a sus estudiantes a crecer personal y profesionalmente, se interesa por ellos y disfruta de la interrelación profesor-estudiante. Es un educador que no todo lo sabe, sino que esta dispuesto a aprender en conjunto con sus alumnos y por lo mismo no impone sus conocimientos, sino que valora el diálogo con los estudiantes, con el fin de que estos se desarrollen integralmente no solo con contenidos, sino también con valores.

Un buen docente ante todo sirve de modelo para su alumnado y por lo mismo debe dar el ejemplo con mínimas normas de puntualidad y respeto, debe dominar su área, ser responsable, preparar bien su clase y hacer de ella una actividad estimulante y productiva, evaluar a tiempo, con justicia y de acuerdo a los objetivos y contenidos del curso, estimulando así el mejoramiento del aprendizaje.

La mejor forma de enseñar y educar a los alumnos es cuando el profesor se muestra a sus alumnos como alguien con autoridad. Pero me refiero a esa autoridad que surge de quien posee experiencia, de quien enuncia verdades basadas en hechos o conocimientos que ha adquirido en su vida. Un profesor debe ser culto. Debe de potenciarse ante sus alumnos por la fuerza de sus vivencias que le convierten en un referente válido y digno de imitar. La cultura le permitirá al docente ampliar la mirada de sus alumnos, ayudarles a reconocer que existen otras formas de actuar, mejores y más éticas que lo que ya hacen.

Un alumno no se acerca al liceo a repetir lo que ya sabe, sino a ampliar su horizonte, solo un profesor con el conocimiento y la sabiduría propia permitirán responder a esta necesidad vital. Un profesor por tanto, debe dejar de ser un mero instructor de contenidos para convertirse en un pleno educador, en un servidor de las vocaciones ajenas.

Pero ante todo un buen pedagogo deberá confiar en sus alumnos y creer que ellos son capaces, además se interesará en conocer tanto a estos como a su contexto, pues sólo un profesor que conoce a los estudiantes es capaz de encantarlos y movilizar sus afectos. Para esto desarrollará distintas estrategias, lo ideal es llevar los contenidos a las vivencias cotidianas de los alumnos, para que los asimilen mejor, así como considerar sus conocimientos previos, para que el aprendizaje se convierta en significativo.

El saber llegar al alumnado es trascendental para motivar el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la actualidad el uso de las nuevas herramientas digitales es clave para obtener mejores resultados, ya que ayuda a los profesores a acercarse a sus alumnos y a abrir su horizonte, lo ideal es estar siempre alerta a lo nuevo y capacitarse, seguir estudiando.

Sin embargo, la principal característica de un buen profesor, es tener vocación y amar lo que se hace, de ahí se desprenden todos los demás elementos necesarios para llevar una clase.
Pero ¿Un buen profesor nace o se hace? ¿Se aprende a ser un buen profesor? ¿Cuánto influyen los años de experiencia en el buen desempeño como tal?

sábado, 7 de junio de 2008

¿QUÉ ACCIONES CONCRETAS REALIZARÍAS PARA VERIFICAR TU BUEN DESEMPEÑO COMO EDUCADOR?

Para determinar el desempeño docente se debe tener en consideración que en el proceso de enseñanza-aprendizaje son múltiples los factores que influyen, y que además dicho desempeño requiere de una evaluación constante, de tal manera que el profesor vaya perfeccionando su labor a través de medidas correctivas que ayuden a un desarrollo pleno de la docencia.

Generalmente en los colegios se tiende a evaluar el rendimiento de los estudiantes, sin preocuparse de analizar que el desempeño docente influye de alguna forma en ese rendimiento estudiantil, para Gutiérrez Cerda (2000):
"La evaluación más que un instrumento de medición para calificar, es un medio que nos permite corregir algunas fallas y procedimientos docentes, retroalimenta los mecanismos del aprendizaje, permite planear nuevas experiencias de aprendizaje, así como mantiene consciente al alumno de su grado, avance, o nivel de logro, refuerza oportunamente al alumno en áreas de estudio o aprendizaje que se perciban como insuficientes y le permite al docente planear nuevas experiencias de aprendizaje para el logro de los objetivos; así como revisar su desempeño docente e implementar las medidas correctoras inmediatamente".

Sin embargo se debe tener presente que el éxito o fracaso de un alumno no sólo depende de la acción positiva o negativa de su profesor, sino de una serie de factores como las características del plan de estudio, de la institución, del contexto o de las capacidades o actitudes del estudiante.
Si necesitamos verificar el desempeño docente se deben incluir un antes, durante y después del acto educativo, considerando como una parte trascendental la planificación previa al contacto con los alumnos, donde las decisiones que se tomen deben tener como referencia el Proyecto Curricular y/o la programación didáctica del área correspondiente, se debe además seleccionar las estrategias de enseñanza-aprendizaje adecuadas y sistemas de evaluación justos, tomando en consideración el contexto, diversidad y recursos materiales, es decir todo el quehacer educativo del profesor, se concreta en un tiempo y en un espacio. Además del rol importante del educador al motivar el aprendizaje, o sea las acciones concretas que realice para invitar al alumno a aprender.

En forma concreta, el desempeño se puede medir tomando en cuenta aspectos como los logros alcanzados por el alumno, sus opiniones, la opinión de los supervisores, directores y otras autoridades docentes, la opinión de los apoderados y por último y más importante, la autoevaluación del mismo profesor, pues en la medida que existan profesionales que estén alerta respecto a su rol, tareas y funciones, que sepan como ejecutarlas y mejorarlas, se contará con más precisión en las tareas y requerimientos de los aprendizajes del alumnado, así como también en sus necesidades de desarrollo integral.

En la actualidad se busca más el aprender a aprender que el aprender como un saber definitivo. Hoy se pone más énfasis en el logro de aprendizajes esperables en el alumno, que en la enseñanza que realiza el educador. Las fuentes de acceso a la información son más cercanas, diversas, novedosas e interactivas y es imprescindible habilitar al alumno para aprender a buscar, seleccionar, elaborar y discernir respecto de lo que descubre y conoce.

Quizás por todo lo anterior, también se requiere un cambio en la forma de ser del educador y que se traduzca en nuevas formas de saber-hacer su labor diaria. Un profesor debe ser un ente comprometido con la formación de sus estudiantes, para esto debe involucrarse personalmente con todas sus potencialidades y valores en la tarea de enseñar.

Últimamente se ha comentado mucho respecto a la evaluación docente y se han manifestado varias dudas relativas a la forma cómo se evalúa, surgiendo el temor en muchos profesores que simplemente no están seguros de su buen desempeño, por que han dejado de lado la continua autocrítica y autoevaluación de su ocupación, para convertir su trabajo en una rutina. Otro aspecto importante es destacar que el capacitarse es un hecho necesario del profesorado, situación que a veces se olvida así como también la existencia de documentos formativos, como por ejemplo el Marco para la Buena Enseñanza, que identifica claramente los dominios que debe manejar un docente y los descriptores de desempeño que dicho dominio requiere, esto es un avance cualitativo para el proceso de formación y perfeccionamiento docente que ningún maestro debiera excusarse de conocer.

Sin embargo al analizar el desempeño docente surgen interrogantes como ¿qué factores hacen que un maestro se desempeñe óptimamente? ¿su experiencia?, ¿su grado académico?, ¿la preparación pedagógica que ha recibido?, es decir ¿El grado académico, la experiencia docente y la capacitación pedagógica predicen el desempeño docente? o simplemente ¿Los años de experiencia predicen el buen desempeño docente?

martes, 27 de mayo de 2008

¿CÓMO ENSEÑAR PARA QUE LA DIVERSIDAD DE ESTUDIANTES PRESENTES EN UNA SALA DE CLASES APRENDA?

Actualmente, nos encontramos que, cada vez de manera más frecuente, las aulas son escenarios donde se concentran grupos de alumnos con una gran diversidad. Por ejemplo, diferencias por razones sociales, étnicas y culturales, alumnos con baja motivación o altas capacidades, alumnos con necesidades educativas especiales, etc. Todos somos distintos por nuestras características fisiológicas, temperamento, carácter, medio en que vivimos, historia, condicionamiento y experiencias, por lo tanto, la organización del campo perceptual en cada uno de nosotros es diferente.
Es por eso que el aprendizaje, como creciente proceso de individualización, debe ser considerado como desigual en cada persona. Por consiguiente no se debe clasificar a los alumnos como meros receptores de datos y acumulación de hechos, sino que los profesores deben apoyar y facilitar el aprendizaje de los estudiantes, de forma que les ayuden a crearse a ellos mismos y dar importantancia a su existencia, desarrollando de tal modo un aprendizaje significativo, el que se logra cuando el educando percibe el tema de estudio como importante para sus propios objetivos.
Para que la diversidad de estudiantes presentes en una sala de clases aprenda, es necesario que el profesor desarrolle actitudes como la tolerancia, comprensión, respeto y el reconocimiento de que todas las personas son únicas e irrepetibles, por lo tanto, poseen capacidades, necesidades y tiempos distintos para aprender y desarrollarse. Además el docente debe desprenderse de la idea de clasificar a los alumnos como buenos o malos, más o menos inteligentes, rápidos o lentos y otras categorizaciones que circulan por la sociedad otorgando rotulaciones y títulos de excelencia.
Se debe rechazar la diferenciación basada en las características personales, así como el rebajar los objetivos educativos por su origen social. Es necesario desarrollar estrategias para que las potencialidades de este alumnado diverso encuentren su lugar en la escuela, donde pueda desarrollarse plenamente, mediante la participación en las distintas áreas educativas ya sea escolares como extraescolares. Para esto considero que el profesor debe aprender a conocer e interactuar con los distintos alumnos y sus modos de pensar y ante lo cual es fundamental el diálogo, el conversar y el rescatar lo mejor de cada alumno y así contribuir a la integración no sólo escolar sino también social.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje también es primordial el contexto del alumno y aquí cumple un rol trascendental la familia y la atención que ésta preste a sus hijos, algunos niños se cansan de los regalos y el dinero que reciben de sus padres como compensación a la soledad. Pero no todas las familias son iguales: muchos padres están desesperados con los malos resultados de sus hijos, con su conducta; no saben qué hacer, viven en una constante situación de desasosiego.
Todos los alumnos pueden aprender, considerando sin embargo que cada estudiante experimentará, en algún u otro momento, dificultades de aprendizaje en distintos dominios, como suele ocurrirnos a todos, tener dificultades en el proceso de aprender es normal. ¿Por qué excluir a algunos estudiantes? Por ejemplo, hay jóvenes que comprenden mejor de manera visual, otros escuchando una clase, otros realizando esquemas o leyendo, por eso, se requiere al enseñar, utilizar variadas metodologías a lo largo del proceso educativo.
Si queremos que la totalidad de nuestro alumnado aprenda debemos ser capaces de respetar sus tiempos y poner énfasis en los alumnos con mayores dificultades, más que en aquellos que muestran una desarrollada independencia. Intentar entonces “rescatar” a todos los alumnos y no dejar de lado a los esquematizados como “niños problemas”, cuya principal dificultad es la desmotivación, es un deber del profesorado.
Es indudable que este compromiso de enseñar desde y para la diversidad nos plantea una tarea más compleja dada nuestra inserción en un sistema educativo uniformizado, que pone el énfasis en la selección del alumnado para la búsqueda de mejores puntajes y rankings. Pero la idea de un aula que estuviese compuesta por alumnos con características más o menos homogéneas, es un proyecto irrealizable. Además pienso que lo armónico no se encuentra en la igualdad sino en la diversidad, donde en el aula los alumnos sean capaces de complementarse y aprender en conjunto tanto de su profesor como de sus propios compañeros.
Sin embargo ¿por qué si en la escuela se reconoce la existencia incuestionable de la diversidad se emplea la existencia de un currículo común para todos? ¿Qué ocurre con los alumnos que previsiblemente no van a seguir el ritmo? ¿Están planificadas las medidas para dar respuesta a sus dificultades?

sábado, 17 de mayo de 2008

¿CUÁL ES SEGÚN TU OPINÓN LA FORMA MÁS JUSTA DE EVALUAR EL DESEMPEÑO DE UN ESTUDIANTE?


La evaluación es un proceso de medición e investigación, que sirve para comparar el resultado obtenido con el que se espera, y de esta forma establecer razonablemente el valor de un proceso educativo y emitir un juicio codificado en una calificación.

En cuanto a las opiniones, destacan en primer lugar los juicios negativos sobre las pruebas, en los que, para algunos, se concentran todos los problemas de la educación. Se dice que las evaluaciones producen más efectos negativos que positivos, que son represivos, que reflejan un estilo de enseñanza conservador y autoritario, que producen ansiedad y provocan secuelas muy negativas en los alumnos.

Por el contrario, otros acuden a su experiencia y al sentido común para demostrar que la mayoría de los alumnos no sufre estos daños, ya que, normalmente, las malas calificaciones se asignan a los alumnos que no han estudiado y sus problemas no se van a solucionar suprimiendo los exámenes.

En este sentido, se debe tener presente que en la enseñanza no puede haber una instrucción sin evaluación, pues no existe un proceso de enseñanza-aprendizaje si no hay metas que alcanzar y si éstas no se valoran objetivamente, pero ¿cómo evaluar?

Si tomamos en consideración que no hay un único modo de evaluar un hecho o resultado y que todo depende del punto de vista de la evaluación, lo que si se debe tener presente es el evaluar de la manera más justa y ética posible, pero en base a esto surgen nuevas interrogantes sobre los aspectos que se deben considerar al momento de realizar una evaluación, por ejemplo, ¿para evaluar es de vital importancia la memoria?

Considero que nuestro sistema educativo aun conserva ideales arraigados en cuanto al sistema tradicional que nos presupone como medida fundamental la memoria, no obstante como futuros docentes debemos tener presente que la memoria sólo es importante en algunos momentos, como para recordar datos específicos de un tema. Pero los estudiantes deben enfatizar en el verdadero aprendizaje y en esto considero radical el entender más que nada los procesos, para que el aprendizaje sea significativo.

De esta forma queda claro que la labor del profesor al momento de evaluar es trascendental y de aquí la aplicación de las metodologías que éste considere óptimas para el tipo de aprendizaje que espera obtener, pueden ser trabajos individuales o grupales, disertaciones, pruebas orales o escritas lo radical sin embargo consiste en que se establezcan objetivos a alcanzar, que se planifiquen las evaluaciones, pero que se modifiquen dependiendo de los logros que va logrando el alumnado.

Para Pedro Ahumada (1983) “La evaluación es un proceso cíclico, es decir se inicia con la formulación de objetivos y finaliza con la confirmación de dichos objetivos, pasando por situaciones intermedias de selección de experiencias de aprendizaje, aplicación de procedimientos evaluativos y análisis de resultados.”

Al respecto, para apreciar el desempeño de un estudiante, pienso que la evaluación se debe llevar a cabo de una forma individualizada y personalizada para obtener información sobre la evolución de cada alumno teniendo en cuenta su dimensión personal, además debe ser continuada e integrada en el ritmo de la clase, lo que nos permitirá obtener información sobre la evolución de los alumnos, sus dificultades y progresos y nos permitirá dar la ayuda necesaria en cada momento.

Se pueden de esta manera realizar una evaluación inicial, para saber así los conocimientos previos del alumno y de esta base nivelar y continuar la entrega de conocimientos, posteriormente realizar una evaluación de proceso a través de trabajos o actividades y así determinar si se están logrando los objetivos esperados, para finalizar con una evaluación final que englobe todo lo que comprende el proceso de enseñanza y aprendizaje.

En opinión de Meza (1991) “La continuidad de la evaluación, significa que constituye una proceso que acompaña siempre a cualquier tipo de actividad educativa o de instrucción y que incluye a la vez todos los aspectos del desarrollo de la personalidad del estudiante”

No obstante se debe clasificar a la evaluación como un medio y no como un fin, su función principal es el mejoramiento del proceso y de todos y cada uno de los factores que intervienen en él, lo importante no es la nota que se obtiene sino ¿qué se puede hacer para que estas calificaciones se mantengan o sean mejores?, o simplemente comprender ¿qué se está haciendo mal?, ¿por qué los alumnos no aprenden? o ¿por qué no se motivan para estudiar?. En fin, con la evaluación se analiza no solo al alumnado sino la labor docente y he aquí lo trascendental de su función.

Sin embargo si el proceso de enseñanza-aprendizaje es un trabajo en conjunto profesor-alumno ¿Por qué en el sistema de evaluación sólo intervienen los profesores y no los alumnos? ¿Se podría llegar a un acuerdo?

martes, 6 de mayo de 2008

¿CÓMO SE APRENDE HISTORIA Y GEOGRAFÍA?

La enseñanza de la historia plantea problemas de fondo muy especiales. La labor docente debe contemplarlos y adaptarse a ellos para hacer está disciplina más accesible a los alumnos. Éstos apenas conocen a su familia y a su entorno, por lo cual la vida colectiva que les presenta la historia va más allá de su experiencia y comprensión. El docente debe salvar además de esa dificultad, las planteadas por las diversidades ideológicas de los distintos hogares, evitando con sobria objetividad, la discrepancia entre hogar y escuela.
La geografía, aunque más objetiva y menos sujeta a interpretaciones dispares, presenta a la vez, interrogantes y dificultades características.
En fin, el aprendizaje va muy de la mano con el enseñar y por lo mismo, será necesario el emplear buenos métodos de enseñanza para que el alumno sea lo suficientemente capaz de desarrollar las habilidades necesarias para que su aprendizaje sea significativo.
Muchos consideran que el leer es la mejor manera de informarse y aprender, en eso estoy de acuerdo, pero por que a mí me gusta la historia y geografía y por lo mismo me intereso por educarme y utilizar diferentes técnicas de aprendizaje, pero la situación es muy distinta para un alumno de educación media, donde no todos están motivados por desarrollar esta área y tampoco tienen la costumbre y voluntad de leer intensivamente. Pero ¿por qué no se leen textos de historia con la misma razón que los extractos, a menudo poco interesantes o demasiado difíciles, de los novelistas contemporáneos?¿Por qué solo se hacen escribir textos con pretensiones literarias, como si debiéramos prepararnos para ser escritores? Ejercitando así, los alumnos adquirirían al mismo tiempo importantes nociones históricas, si bien no como historiadores, pero si para la utilización del conocimiento en esta área en su posterior formación educacional e integral.
No todas las personas somos iguales y por lo mismo utilizamos diferentes técnicas de aprendizaje y metodologías de estudio. La historia se puede aprender escuchando la cátedra del profesor, realizando resúmenes, esquemas o trabajando en grupo, la geografía es una ciencia de observación y se relaciona con las ciencias naturales, por lo mismo creo que es más fácil aprenderla realizando actividades más fácticas.
En cualquier caso, lo esencial es aprender a asociar los conocimientos previos que se tienen en el área y posteriormente relacionarlos con situaciones de nuestro entorno y diario vivir.
Aunque el aprender historia y geografía requiere un gran esfuerzo de memoria, no sólo basta con eso, sino que además es preciso comprender procesos y analizar situaciones, el tiempo pasa y la memoria falla, pero aquello que nos ha sido significativo se incorpora a nosotros y jamás se olvida.
La historia y geografía hay que aprender a quererla y sobre todo aprender a aprehenderla, pero no todo está en los libros, no todo se ha escrito aun y por lo mismo el desarrollo de nuestras habilidades mentales deben ir hacia un más allá de lo que se escribe con letras, es un “dejar que los libros nos hablen”
El alumno de hoy en día tiene muchas cosas a su favor y en esto hay que agradecerle a la tecnología, sin embargo el exceso de información trae consigo otras dificultades como la superproducción de ésta y una rápida obsolescencia del conocimiento, el alumno se vuelve autodidacta, pero a la vez requiere desarrollar ciertas capacidades de discriminación y crítica, para esto es fundamental la orientación del profesor.
El aprender historia y geografía no tiene porque ser un proceso aburrido, aquí también recae otra vez la función del profesor que siempre debe procurar una motivación del alumnado hacia nuevos conocimientos, que se interese a aprender por sí mismo, ayudarlo y guiarlo a hacer él, el principal constructor de su aprendizaje.
Pero ¿cómo puedo motivar a los alumnos a interesarse por la historia y geográfia?
Quizás es un trabajo arduo, pero ¿imposible?

sábado, 26 de abril de 2008

¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI ENSEÑAR DIDÁCTICAMENTE?

Muchas veces cuando se nos nombra el concepto de Didáctica lo relacionamos inmediatamente con la enseñanza o más específicamente lo definimos como la teoría de la enseñanza cuyo objetivo son las técnicas, es decir la habilidad de dirigir y orientar eficazmente a los alumnos en su aprendizaje.
Sin embargo, la didáctica no se limita sólo a este criterio, sino que además "Busca explicar la compleja configuración de los saberes escolares" (Zambrano:2005), con el fin de abarcar todos los aspectos de la personalidad del alumno. Comprendiéndose así que la didáctica no es sinónimo de metodología como se piensa, pues la metodología es sólo una parte de ésta.
Debido a esto es preciso señalar que para la didáctica el aprendizaje posee diversas formas, por lo que no se reduce sólo al acto intelectual. Inclusive la inteligencia no aparece como un factor relevante, pues esta disciplina se interesa sobre todo en las motivaciones y dificultades que el alumno experimenta en situaciones de aprendizaje.
Sin lugar a dudas, durante el proceso de aprendizaje se pueden usar diversas técnicas y métodos de enseñanza. Pero ocurre que muchas veces estos métodos son usados de una forma mecánica sin una mayor profundización y usándose en ocasiones de modo incompleto. En realidad no existe una mejor técnica de enseñanza, en términos absolutos y determinable a priori; pero, dentro de las circunstancias inmediatas de la realidad, es siempre posible determinar cuál es, en cada caso, la técnica de enseñanza más factible y aconsejable; para eso se exige comprender y discernir todos los datos de la situación real e inmediata sobre la que se va a actuar, es decir situarnos en el contexto particular del alumnado.
Ante lo anteriormente señalado, se debe considerar que el enseñar didácticamente hoy en día exige estar preparado para un alumnado distinto, que ya no se conforma con los métodos tradicionales basados en las tediosas clases expositivas, donde el profesor transmite los contenidos pero sin una mayor participación de los estudiantes y sin un diálogo, que permita el desarrollo integral de estos.
El enseñar de una forma didáctica implica utilizar todas las herramientas que estén a nuestro alcance de manera conveniente, entrelazando así los aspectos teóricos y prácticos del educar, de tal manera que la metodología se base en un aprendizaje significativo y mutuo, donde la construcción didáctica deberá ser realizada tanto por profesores como estudiantes.
“El profesor y su función profesional continúan constituyendo elementos clave en el ámbito de la actividad didáctica, aun cuando se haya producido una significativa evolución en las relaciones con el alumno a partir del movimiento pedagógico en la Escuela” (Rosales:1998), sin embargo aunque la labor del profesor es trascendental jamás se debe dejar de lado que es el alumno el protagonista de nuestra labor y es a él a quien deben estar dirigidos los contenidos.
Es así como, para poder llevar a cabo cualquier tipo de enseñanza didácticamente, ante todo es necesario desarrollar estrategias que permitan motivar al alumnado a interesarse por aprender, y hacer de esto algo significativo, a mi parecer el desarrollo del aprendizaje por descubrimiento es fundamental, porque de esta manera el alumno va construyendo su propio conocimiento. En palabras de Rousseau:
“Dirigid la atención de vuestro alumno a los fenómenos de la naturaleza y le habréis hecho curioso; mas para alimentar su curiosidad no os apresuréis jamás a satisfacerla. Que no sepa nada porque se lo hayáis dicho, sino porque él mismo lo haya comprendido; que no aprenda la ciencia, que la invente. Si sustituís alguna vez en su espíritu la razón por la autoridad, no volverá a razonar, no será más que el juguete de la opinión de los demás”. (J.J.ROUSSEAU)
Para concluir rescato el valor de la didáctica en el complejo proceso de enseñanza- aprendizaje, ya que involucra la forma en que serán entregados los contenidos, pero no sólo estos, sino además la forma en que nuestros alumnos se desarrollarán y adquirirán habilidad y aptitudes. Esto nos lleva a plantearnos ¿Cuál es la importancia de la didáctica en la construcción del conocimiento?¿Cómo podemos incorporar de mejor manera la didáctica en nuestro quehacer educativo? O más claro ¿Cómo podemos erradicar el estigma del paradigma técnico y lograr conjugar didáctica y participación del alumnado, si de igual manera deberemos cumplir con un curriculum educacional “impuesto” ?

martes, 15 de abril de 2008

¿CÓMO PROMOVER UNA AMBIENTE ADECUADO EN EL AULA?



Para Aaron y Milicic (1999) “El clima social se refiere a la percepción que los individuos tienen en los distintos aspectos del ambiente en el cual se desarrollan sus actividades habituales, en este caso el colegio”.

Las personas en general pasamos gran parte de nuestras vidas en el colegio y de acuerdo a nuestras experiencias vividas es como caracterizamos los diferentes ambientes escolares, unos gratos que nos hacen sentir seguros, queridos tranquilos y dispuestos a aprender, o al contrario otros que nos hacen sentir desganados, estresados, irritados o con falta de interés.

Pero para promover un ambiente adecuado para el aprendizaje, tanto en lo personal y social, como en los medios técnicos y de infraestructura involucrados, se debe tener en consideración que las características del entorno en que se realiza la clase son un factor determinante. Es evidente que un profesor que tiene más de 40 alumnos por curso tendrá más dificultad para establecer relaciones interpersonales cercanas con todos, siendo más probable que muchos de ellos se sientan invisibles, lo que favorece conductas disruptivas. Si a esto se suman las condiciones físicas desfavorables, como hacinamiento, mala ventilación, falta de útiles adecuados y materiales motivadores, eso hace más difícil para el profesor lograr un clima social en el que se den interacciones satisfactorias.

Y es por esto, que la "Creación de un ambiente propicio para el Aprendizaje" es uno de los puntos claves en el Marco para la Buena Enseñanza, donde se destacan las interacciones que ocurren en el aula, tanto entre docentes y estudiantes, como de los estudiantes entre sí, teniéndose en cuenta que los aprendizajes son favorecidos cuando ocurren en un clima de confianza, aceptación, equidad y respeto entre las personas y cuando se establecen y mantienen reglas constructivas de comportamiento. También contribuye en este sentido la creación de un espacio de aprendizaje organizado y enriquecido, que invite a indagar, a compartir y a aprender.

Sin lugar a dudas en la construcción de un ambiente educativo todos estamos implicados de una u otra manera, en mayor o menor medida. La satisfacción de las necesidades del alumnado es la principal responsabilidad del profesorado, pero su actuación será notoriamente insuficiente si no se logra implicar en la tarea a los compañeros. Tal satisfacción, con frecuencia, no requiere sino una cualidad humana y un trato personal adecuado, lo que no debe entenderse como blando y sin exigencia. Frente a la habitual permisividad, las normas son fundamentales para el logro de las metas educativas, pero se puede lograr mejor y en mayor medida cuando antes y por debajo de éstas se ha conseguido instaurar un trato afable, cordial y respetuoso.

En este sentido el desarrollo de la empatía por parte del docente es radical, debido a lo que es necesario ser coherente y democrático, pensar como alumno, y no sólo como profesor, ponerse en el lugar del estudiante que un día fuimos y reflexionar sobre ¿qué sería divertido? pero con límites, ¿qué seria agradable realizar para enriquecer nuestro ambiente escolar y llamar la atención del alumnado?

Si se considera que en algunas aulas, hay maestros que jerarquizan la clase, desde el principio hasta el final, dando así la impresión al alumno de que es él quien tiene el control de la palabra, y el alumno tiene que dedicarse sólo a escuchar, es evidente que esto no contribuye en nada a la construcción de un clima escolar adecuado, pues enseñar y aprender, en nuestros días, exige una mayor flexibilidad espacio-temporal, personal y grupal, menos contenidos fijos y procesos más abiertos de investigación y de comunicación. Y en esto coincido con Paulo Freire cuando en su libro “Pedagogía de la Esperanza” (1993) señala que “Para que quien sabe pueda enseñar a quien no sabe es preciso que quien enseña sepa que no sabe todo y quien aprende sepa que no lo ignora todo”.

En el proceso enseñanza- aprendizaje es primordial un ambiente que este abierto al diálogo, a la interacción, para lo cual existe un factor determinante que va de la mano con cualquier técnica o modelo curricular que se utilice para promover un clima adecuado en el aula y es la actitud del profesor. Éste se tiene que mantener abierto a todos los comentarios que surjan en clase, sin desmeritar alguno, deberá también fomentar participaciones, moverse, no quedarse estático, verse interesado, cuestionar las respuestas, hacer pensar al alumno, ponerlo en jaque, conservando siempre la línea del respeto entre alumno y maestro.
También podemos modificar la forma de enseñar y de aprender generando espacios propicios para el aprendizaje cooperativo. Dicha propuesta de trabajo cooperativo, entiende la participación como una asociación entre personas que van en busca de ayuda mutua en tanto procuran realizar actividades conjuntas, de manera tal que puedan aprender unos de otros, y así generar un ambiente que se enriquezca constantemente.

sábado, 5 de abril de 2008

¿QUE SIGNIFICA LA DISCIPLINA EN EL AULA?

En una institución educativa la disciplina puede ser expresada como un comportamiento en el cual el alumno se rige a las leyes del respeto hacia el profesor y con y para los compañeros del aula. Es decir, para que haya disciplina en el aula, tanto el educador como el educando deben respetar la libertad del otro y por lo tanto entre los dos debe haber un mutuo respeto.
Sin lugar a dudas la disciplina es tan esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje como lo es en la convivencia humana en general. El orden y el respeto a las normas del colegio, y el cumplimiento de los procedimientos que de éstas proceden, son condición necesaria para el buen éxito en las tareas académicas y para un adecuado desarrollo emocional e intelectual.
Es común escuchar que un profesor competente es aquel que logra mantener la disciplina en una sala de clases, pero realizar esta tarea no es nada fácil en un curso de 45 alumnos cada uno con diferentes formas de ser; hay alumnos inquietos, otros que conversan, escuchan música, se duermen o que simplemente se niegan a sacar el material ¿Quién de nosotros no ha sido participe de alguna de estas actitudes o de otras mucho peores?
Es por esto que uno de los fenómenos que más preocupa en la actualidad es la gestión y control del aula, por la incidencia que tiene esto en el rendimiento académico del alumno, pero además en la satisfacción o insatisfacción del docente, ya que la indisciplina es una variable influyente y factor causante de la sensación de fracaso profesional, deserción docente, malestar personal y falta de motivación laboral. ¿Qué hago si por más que me esfuerzo mis alumnos no me hacen caso?

En primer lugar se debe considerar que entre las distintas funciones del profesor está la de gobernar y gestionar el aula de tal manera que permita ofrecer oportunidades adecuadas de aprendizaje así como desarrollar aptitudes de convivencia favorables dentro del ámbito escolar y social. Pero, lo difícil es lograr que los alumnos tomen conciencia de la necesidad de normas y sanciones para mantener la convivencia, para esto es necesaria la formación del docente en técnicas de gestión y control del aula fundamentadas en la comprensión y conocimiento del curso evolutivo por el que trascurre el estudiante. Dar oportunidades a los alumnos para aprender a comportarse implica por parte del profesor la incorporación de estrategias que permitan al alumno asumir la disciplina como un objetivo educativo que debe alcanzar y al profesor como un objetivo educativo que debe enseñar.

Sin embargo al desarrollar estrategias de convivencia se deben olvidar ciertos paradigmas, como por ejemplo que la disciplina equivale a castigo, la palabra disciplina significa realmente formar o enseñar, y combina tanto refuerzos positivos como negativos. Cuando se entrega disciplina a los alumnos, se les enseña a comportarse, para lo cual se les dan instrucciones antes de pedirles que intenten poner algo en práctica. Es así como el profesor se convierte en una especie de modelo de comportamiento que debe estar dispuesto a señalar una y otra vez aquello que no se está haciendo bien, pero además debe destacar lo que si está bien, la idea es hacer reflexionar al alumno sobre su error y así modificar su comportamiento y el modo más eficaz de formar una buena conducta es moldearla con elogios.
Otro modo de eliminar comportamientos específicos que irritan es simplemente ignorarlos. Puede que al aplicar esta técnica, muchos crean que no se está haciendo nada en absoluto para cambiar las cosas, pero al ignorar constantemente ciertos comportamientos, y actuando como si no existieran, se consiguen grandes resultado. Considero que cuando quieren, los alumnos hacen cualquier cosa para conseguir la atención tanto del profesor como de sus compañeros, y esta actitud deriva de una situación en específico, pero que en clase no es adecuado tratarlas, para esto es necesario una conversación más profunda y por ningún motivo optar por medidas que ridiculicen al alumno. El ignorar consiste en no tomar en cuenta los comportamientos que desagradan y prestar atención positiva a los que agradan, pero nunca se debe hacer una cosa sin la otra.
Quizás otra sencilla manera de evitar la indisciplina es el compromiso con el alumnado al momento de preparar bien nuestra clase, presentándola de tal modo que sea ágil y comprensible, agradable al alumno, con el fin de que él sienta el deseo de aprender, estar atento y participar en la misma.
En fin la disciplina es fundamental en la formación del estudiante, y en esto la habilidad del docente para mantenerla es un punto clave para una buena educación, pues si la autoridad falla, se pierde el control del curso y el proceso enseñanza-aprendizaje peligra, pero cuando la autoridad se llega a convertir en autoritarismo y cuando se utilizan sólo los castigos, la educación vuelve a ponerse en riesgo.

martes, 25 de marzo de 2008

¿PARA QUÉ ENSEÑAMOS?

Siempre cuando eres niño te preguntan en el colegio ¿qué es lo que quieres ser cuando seas grande? Muchos quieren ser doctores, otros abogados, cantantes u otras profesiones, pero cuando a mi me lo preguntaron yo dije que quería ser profesor, como mi papá, quería saber mucho, pero ante todo quería enseñar a otros lo que sabia. Paso el tiempo y aunque otros planteamientos llegaron a mi mente el ser profesor estuvo siempre presente en mi vida… pero ¿por qué ser profesor? o más bien ¿para qué enseñar?

La sociedad se ha desarrollado y con ello han cambiado las expectativas con respecto a la finalidad de la enseñanza y a lo que debería saberse tras el paso por la escuela, quedando plenamente establecido que en ninguna medida la educación es una mera transmisión de conocimientos. “La educación ha evolucionado desde la pedagogía de la reproducción a la pedagogía de la imaginación más basada en la indagación, la búsqueda y la pregunta que con la respuesta, de estar centrada en la enseñanza y el profesor a centrarse en el aprendizaje y el alumno, de atender sobre todo a los productos a considerar la importancia de los procesos”. (Beltrán, 2003)

Se trata entonces de un para qué enseñar más amplio, de una pregunta para la que no se tiene una respuesta específica, pues existen múltiples concepciones al respecto ya sea en el ámbito curricular como en un sentido más subjetivo, es precisamente aquí donde se sitúa el debate contemporáneo acerca del supuesto fin de la educación. Sin embargo, y mientras se piensa en la escuela, se duda de ella, se discute sobre su propósito y su forma, mientras se confronta y se cuestiona, día tras día, en cada pueblo, en cada ciudad, una enorme cantidad de jóvenes asisten a las instituciones educativas para aprender, y una no menos enorme muchedumbre de docentes concurre a las escuelas para enseñar.

Es por ello que establezco que las actividades de enseñanza que realizan los profesores están inevitablemente unidas a los procesos de aprendizaje que, siguiendo sus indicaciones, realizan los estudiantes. Los objetivos de docentes y alumnos están íntimamente ligados, siempre consisten en el logro de determinados aprendizajes pero trascendentalmente considero que la clave del éxito está, en que los estudiantes puedan y quieran realizar las operaciones cognitivas convenientes para ello, interactuando adecuadamente con los recursos educativos a su alcance.

En conceptos técnicos enseñamos porque “la educación debe garantizar la implicación de las generaciones jóvenes en prácticas educativas especialmente planificadas para que desarrollen las capacidades que les son necesarias para vivir en sociedad de manera competente crítica y creativa” (Mauri, 2003) o enseñamos, según el marco curricular, para cumplir con los objetivos fundamentales establecidos para cada nivel educacional, esto se refiere a las competencias que los alumnos deben lograr, ya sean estos objetivos verticales o transversales.

Mi concepción no está muy alejada de lo descrito ya, pero incluyo además que enseñamos para intentar ayudar a todo el alumnado inserto en un determinado contexto, a ser una persona íntegra, y con esto me refiero en todos los ámbitos, que se pueda desenvolver plenamente en un futuro no muy lejano con las capacidades y habilidades que se le han dado a conocer, pero también enseñamos para poder desarrollarnos de igual modo nosotros como personas y como profesionales.

Sin embargo, porque establezco que el fin (que en este caso sería el para qué) no justifica los medios, es trascendental la metodología de enseñanza si se quieren obtener buenos resultados al educar y alcanzar los objetivos antes establecidos, quedando así inmediatamente establecida la interrogante ¿De qué manera voy a enseñar para alcanzar mi fin?


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BELTRAN LLERA, Jesús A. (2003). "De la Pedagogía de la Memoria a la Pedagogía de la Imaginación". Educared, Madrid
MAURI MAJÓS, Teresa (1997). “Currículum y Enseñanza”. Magisterio del Río de la Plata, Buenos Aires.

sábado, 15 de marzo de 2008

CÓMO VEO EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

Si nos centramos en la educación como parte fundamental de la sociedad y en los alumnos como el futuro de ésta, es preciso señalar que al proceso de enseñanza no se le ha dado la importancia trascendental que debería, porque en parte se ha descuidado la calidad de la enseñanza, pues no sólo basta con educar sino entregar una educación de calidad.
Si bien no es bueno generalizar las diferencias son bastante evidentes en los distintos establecimientos educacionales quedando de manifiesto que el conocimiento escolar es desigualmente distribuido para cada grupo y clase social, llegando al extremo que en algunos colegios no importa si todos aprenden si no que lo fundamental es el “pasar la materia” y “recibir el sueldo”.
Sin embargo debe considerarse que con la implantación de la reforma educacional la educación claramente se ha modernizado y a tratado de suprimir las falencias que se tienen. A esto se debe sumar que el mundo en que nos desenvolvemos hoy, es ciertamente diferente al de 10 años atrás, la sociedad cambia, las tecnologías cambian y por ende la enseñanza debe adecuarse a esto y aprovechar de la manera más adecuada los múltiples medios con los que cuenta.
Es por esto que sin lugar a dudas el proceso de enseñanza-aprendizaje es un trabajo diario que va más bien por un ámbito de CAMBIO DE MENTALIDAD por parte de los dos actores fundamentales del proceso, (profesor – alumno) la educación es un aprender mutuo y constante, ambos deben ir desarrollándose en conjunto en los distintos aspectos que involucra el educar. Para esto es preciso un aprender a enseñar y un enseñar a aprender, el profesor no puede ser un ente cerrado, si no que debe enriquecerse con el alumno. Asimismo debe considerar cómo lograr que los estudiantes participen de manera activa en el trabajo de la clase y cómo desarrollar en los alumnos la cualidad de estar motivados para aprender de modo que sean capaces "de educarse a si mismos a lo largo de su vida" (Bandura, 1993).
En este aspecto coincido con las ideas de Paulo Freire cuando nos habla de desarrollar una educación problamatizadora cuya concepción se funda en el dialogo y la relación dialéctica entre el educador y el educando, lo que materializa en el hecho de que ambos aprenden juntos (Freire, 1976).
Cada profesor de cierta manera marca la vida del alumno pues lo acompaña durante su crecimiento, le sirve de modelo y le enseña a prepararse a enfrentar una realidad que no esta expresada en los libros, en este sentido la forma o metodología de enseñanza es fundamental en la transmisión del conocimiento. Por otra parte, también cabe dentro de este ámbito el ser capaz de reconocer y visualizar las diferencias entre los distintos cursos y alumnos que recibirán la clase, para lo cual es necesario reconocer ritmos y estilos de aprendizaje distintos y darles cabida a todos. Ello implica una metodología variada, creativa, activa que permita abrir abanicos de posibilidades y no cerrase en los gustos personales de los docentes.
Pero quizás criticar la educación es fácil sin embargo el encontrarse en un ámbito mas cercano hace darse cuenta que lo difícil es desarrollar acciones que cambien de fondo los problemas existentes. Todos estamos conscientes de que la educación es incompleta y hay que afinarla y todos nos quejamos de muchas cosas, pero se debe asumir la responsabilidad propia que es la del que está en el aula con sus 45 alumnos y su realidad social. El tratar de ponerse en el lugar de un profesor hace reflexionar que las medidas utópicas no bastan, si no más bien el cambio debe ser gradual teniendo en cuenta que los resultados tampoco serán instantáneos.
La enseñanza mejorara en la medida que la calidad de los profesores cambie, pero para esto no se necesitan profesores perfectos, sino un profesorado comprometido e interesado en que todos sus alumnos se desarrollen.















sábado, 8 de marzo de 2008

QUE CARACTERISTICAS DEBE TENER UNA BUENA CLASE DE HISTORIA Y GEOGRAFIA

QUE CARACTERISTICAS DEBE TENER UNA BUENA CLASE DE HISTORIA Y GEOGRAFIA

Para efectuar una buena clase la tarea fundamental se basa en el docente o más bien en la forma en que éste se comprometa con la formación de sus alumnos y se dedique a planificar el método en que se darán a conocer los contenidos, en este caso del área historia y geografía, para que a los diferentes estudiantes se les haga más comprensible y didáctica esta asignatura.

Se debe tener presente además que en una clase no sólo se entregan contenidos determinados del área de estudio sino que también valores de manera implícita que influirán directamente en la formación del alumno, es por esto que el profesor adopta una responsabilidad en su trabajo diario dentro y fuera del aula. Es necesario considerar al momento de diseñar las actividades pedagógicas el contexto específico en que se efectuarán las clases, pues nos encontramos con alumnos con múltiples características en cuanto a edad, particularidades culturales y sociales, con distintas experiencias, conocimientos habilidades y competencias.

Para realizar una clase se requiere de una preparación previa por parte del profesor tanto en la disciplina que se enseñará como en las competencias pedagógicas necesarias para organizar el proceso de enseñanza, logrando así que los estudiantes se comprometan con los aprendizajes. Además para efectuar una clase amena se debe crear un ambiente propicio para la enseñanza y por lo mismo la relación profesor-alumno debe ser estrecha, de confianza, aceptación, equidad y respeto.

En cuanto a la planificación de una clase se requerirá la adopción de estrategias pedagógicas para cada uno de los momentos que la componen; al inicio de ésta se debe definir la motivación y posteriormente los objetivos generales y específicos que se deseen lograr. Posteriormente será necesario saber los conocimientos previos que poseen los alumnos respecto a los contenidos que se enseñarán, con el fin de reforzar estos o si no se poseen se explicarán por lo menos los conceptos básicos, para así nivelar el curso y empezar desde una base en común.

El desarrollo de la clase en sí, es lo más importante y se basa principalmente en la metodología que utilizará el docente para enseñar. Si se desea que la clase se caracterice por ser una buena clase, convendrá adoptar todo tipo de herramientas pedagógicas que faciliten la mediación entre los contenidos y el alumno y lo inciten a aprender sobre el tema y a desarrollar habilidades en el área de historia y geografía que antes quizás hasta desconocía. Para esto el profesor deberá desarrollar tácticas para organizar situaciones interesantes, dinámicas y productivas de modo que el aprendizaje sea efectivo y el alumno logre un gran interés en la asignatura.

Para finalizar además es necesario realizar una evaluación que permita apreciar el logro de los objetivos definidos para la clase, para esto es posible utilizar estrategias que permitan a los estudiantes tomar conciencia de sus propios logros y al profesor darse cuenta si la metodología utilizada tuvo éxito o no, concluyendo así todo esto con un pequeño comentario o conversación sobre las fortalezas y debilidades que se lograron apreciar en el transcurso del proceso de aprendizaje.


CATHERIN SILVA VALENZUELA
PEDAGOGIA EN HISTORIA Y GEOGRAFIA