sábado, 26 de abril de 2008

¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI ENSEÑAR DIDÁCTICAMENTE?

Muchas veces cuando se nos nombra el concepto de Didáctica lo relacionamos inmediatamente con la enseñanza o más específicamente lo definimos como la teoría de la enseñanza cuyo objetivo son las técnicas, es decir la habilidad de dirigir y orientar eficazmente a los alumnos en su aprendizaje.
Sin embargo, la didáctica no se limita sólo a este criterio, sino que además "Busca explicar la compleja configuración de los saberes escolares" (Zambrano:2005), con el fin de abarcar todos los aspectos de la personalidad del alumno. Comprendiéndose así que la didáctica no es sinónimo de metodología como se piensa, pues la metodología es sólo una parte de ésta.
Debido a esto es preciso señalar que para la didáctica el aprendizaje posee diversas formas, por lo que no se reduce sólo al acto intelectual. Inclusive la inteligencia no aparece como un factor relevante, pues esta disciplina se interesa sobre todo en las motivaciones y dificultades que el alumno experimenta en situaciones de aprendizaje.
Sin lugar a dudas, durante el proceso de aprendizaje se pueden usar diversas técnicas y métodos de enseñanza. Pero ocurre que muchas veces estos métodos son usados de una forma mecánica sin una mayor profundización y usándose en ocasiones de modo incompleto. En realidad no existe una mejor técnica de enseñanza, en términos absolutos y determinable a priori; pero, dentro de las circunstancias inmediatas de la realidad, es siempre posible determinar cuál es, en cada caso, la técnica de enseñanza más factible y aconsejable; para eso se exige comprender y discernir todos los datos de la situación real e inmediata sobre la que se va a actuar, es decir situarnos en el contexto particular del alumnado.
Ante lo anteriormente señalado, se debe considerar que el enseñar didácticamente hoy en día exige estar preparado para un alumnado distinto, que ya no se conforma con los métodos tradicionales basados en las tediosas clases expositivas, donde el profesor transmite los contenidos pero sin una mayor participación de los estudiantes y sin un diálogo, que permita el desarrollo integral de estos.
El enseñar de una forma didáctica implica utilizar todas las herramientas que estén a nuestro alcance de manera conveniente, entrelazando así los aspectos teóricos y prácticos del educar, de tal manera que la metodología se base en un aprendizaje significativo y mutuo, donde la construcción didáctica deberá ser realizada tanto por profesores como estudiantes.
“El profesor y su función profesional continúan constituyendo elementos clave en el ámbito de la actividad didáctica, aun cuando se haya producido una significativa evolución en las relaciones con el alumno a partir del movimiento pedagógico en la Escuela” (Rosales:1998), sin embargo aunque la labor del profesor es trascendental jamás se debe dejar de lado que es el alumno el protagonista de nuestra labor y es a él a quien deben estar dirigidos los contenidos.
Es así como, para poder llevar a cabo cualquier tipo de enseñanza didácticamente, ante todo es necesario desarrollar estrategias que permitan motivar al alumnado a interesarse por aprender, y hacer de esto algo significativo, a mi parecer el desarrollo del aprendizaje por descubrimiento es fundamental, porque de esta manera el alumno va construyendo su propio conocimiento. En palabras de Rousseau:
“Dirigid la atención de vuestro alumno a los fenómenos de la naturaleza y le habréis hecho curioso; mas para alimentar su curiosidad no os apresuréis jamás a satisfacerla. Que no sepa nada porque se lo hayáis dicho, sino porque él mismo lo haya comprendido; que no aprenda la ciencia, que la invente. Si sustituís alguna vez en su espíritu la razón por la autoridad, no volverá a razonar, no será más que el juguete de la opinión de los demás”. (J.J.ROUSSEAU)
Para concluir rescato el valor de la didáctica en el complejo proceso de enseñanza- aprendizaje, ya que involucra la forma en que serán entregados los contenidos, pero no sólo estos, sino además la forma en que nuestros alumnos se desarrollarán y adquirirán habilidad y aptitudes. Esto nos lleva a plantearnos ¿Cuál es la importancia de la didáctica en la construcción del conocimiento?¿Cómo podemos incorporar de mejor manera la didáctica en nuestro quehacer educativo? O más claro ¿Cómo podemos erradicar el estigma del paradigma técnico y lograr conjugar didáctica y participación del alumnado, si de igual manera deberemos cumplir con un curriculum educacional “impuesto” ?

martes, 15 de abril de 2008

¿CÓMO PROMOVER UNA AMBIENTE ADECUADO EN EL AULA?



Para Aaron y Milicic (1999) “El clima social se refiere a la percepción que los individuos tienen en los distintos aspectos del ambiente en el cual se desarrollan sus actividades habituales, en este caso el colegio”.

Las personas en general pasamos gran parte de nuestras vidas en el colegio y de acuerdo a nuestras experiencias vividas es como caracterizamos los diferentes ambientes escolares, unos gratos que nos hacen sentir seguros, queridos tranquilos y dispuestos a aprender, o al contrario otros que nos hacen sentir desganados, estresados, irritados o con falta de interés.

Pero para promover un ambiente adecuado para el aprendizaje, tanto en lo personal y social, como en los medios técnicos y de infraestructura involucrados, se debe tener en consideración que las características del entorno en que se realiza la clase son un factor determinante. Es evidente que un profesor que tiene más de 40 alumnos por curso tendrá más dificultad para establecer relaciones interpersonales cercanas con todos, siendo más probable que muchos de ellos se sientan invisibles, lo que favorece conductas disruptivas. Si a esto se suman las condiciones físicas desfavorables, como hacinamiento, mala ventilación, falta de útiles adecuados y materiales motivadores, eso hace más difícil para el profesor lograr un clima social en el que se den interacciones satisfactorias.

Y es por esto, que la "Creación de un ambiente propicio para el Aprendizaje" es uno de los puntos claves en el Marco para la Buena Enseñanza, donde se destacan las interacciones que ocurren en el aula, tanto entre docentes y estudiantes, como de los estudiantes entre sí, teniéndose en cuenta que los aprendizajes son favorecidos cuando ocurren en un clima de confianza, aceptación, equidad y respeto entre las personas y cuando se establecen y mantienen reglas constructivas de comportamiento. También contribuye en este sentido la creación de un espacio de aprendizaje organizado y enriquecido, que invite a indagar, a compartir y a aprender.

Sin lugar a dudas en la construcción de un ambiente educativo todos estamos implicados de una u otra manera, en mayor o menor medida. La satisfacción de las necesidades del alumnado es la principal responsabilidad del profesorado, pero su actuación será notoriamente insuficiente si no se logra implicar en la tarea a los compañeros. Tal satisfacción, con frecuencia, no requiere sino una cualidad humana y un trato personal adecuado, lo que no debe entenderse como blando y sin exigencia. Frente a la habitual permisividad, las normas son fundamentales para el logro de las metas educativas, pero se puede lograr mejor y en mayor medida cuando antes y por debajo de éstas se ha conseguido instaurar un trato afable, cordial y respetuoso.

En este sentido el desarrollo de la empatía por parte del docente es radical, debido a lo que es necesario ser coherente y democrático, pensar como alumno, y no sólo como profesor, ponerse en el lugar del estudiante que un día fuimos y reflexionar sobre ¿qué sería divertido? pero con límites, ¿qué seria agradable realizar para enriquecer nuestro ambiente escolar y llamar la atención del alumnado?

Si se considera que en algunas aulas, hay maestros que jerarquizan la clase, desde el principio hasta el final, dando así la impresión al alumno de que es él quien tiene el control de la palabra, y el alumno tiene que dedicarse sólo a escuchar, es evidente que esto no contribuye en nada a la construcción de un clima escolar adecuado, pues enseñar y aprender, en nuestros días, exige una mayor flexibilidad espacio-temporal, personal y grupal, menos contenidos fijos y procesos más abiertos de investigación y de comunicación. Y en esto coincido con Paulo Freire cuando en su libro “Pedagogía de la Esperanza” (1993) señala que “Para que quien sabe pueda enseñar a quien no sabe es preciso que quien enseña sepa que no sabe todo y quien aprende sepa que no lo ignora todo”.

En el proceso enseñanza- aprendizaje es primordial un ambiente que este abierto al diálogo, a la interacción, para lo cual existe un factor determinante que va de la mano con cualquier técnica o modelo curricular que se utilice para promover un clima adecuado en el aula y es la actitud del profesor. Éste se tiene que mantener abierto a todos los comentarios que surjan en clase, sin desmeritar alguno, deberá también fomentar participaciones, moverse, no quedarse estático, verse interesado, cuestionar las respuestas, hacer pensar al alumno, ponerlo en jaque, conservando siempre la línea del respeto entre alumno y maestro.
También podemos modificar la forma de enseñar y de aprender generando espacios propicios para el aprendizaje cooperativo. Dicha propuesta de trabajo cooperativo, entiende la participación como una asociación entre personas que van en busca de ayuda mutua en tanto procuran realizar actividades conjuntas, de manera tal que puedan aprender unos de otros, y así generar un ambiente que se enriquezca constantemente.

sábado, 5 de abril de 2008

¿QUE SIGNIFICA LA DISCIPLINA EN EL AULA?

En una institución educativa la disciplina puede ser expresada como un comportamiento en el cual el alumno se rige a las leyes del respeto hacia el profesor y con y para los compañeros del aula. Es decir, para que haya disciplina en el aula, tanto el educador como el educando deben respetar la libertad del otro y por lo tanto entre los dos debe haber un mutuo respeto.
Sin lugar a dudas la disciplina es tan esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje como lo es en la convivencia humana en general. El orden y el respeto a las normas del colegio, y el cumplimiento de los procedimientos que de éstas proceden, son condición necesaria para el buen éxito en las tareas académicas y para un adecuado desarrollo emocional e intelectual.
Es común escuchar que un profesor competente es aquel que logra mantener la disciplina en una sala de clases, pero realizar esta tarea no es nada fácil en un curso de 45 alumnos cada uno con diferentes formas de ser; hay alumnos inquietos, otros que conversan, escuchan música, se duermen o que simplemente se niegan a sacar el material ¿Quién de nosotros no ha sido participe de alguna de estas actitudes o de otras mucho peores?
Es por esto que uno de los fenómenos que más preocupa en la actualidad es la gestión y control del aula, por la incidencia que tiene esto en el rendimiento académico del alumno, pero además en la satisfacción o insatisfacción del docente, ya que la indisciplina es una variable influyente y factor causante de la sensación de fracaso profesional, deserción docente, malestar personal y falta de motivación laboral. ¿Qué hago si por más que me esfuerzo mis alumnos no me hacen caso?

En primer lugar se debe considerar que entre las distintas funciones del profesor está la de gobernar y gestionar el aula de tal manera que permita ofrecer oportunidades adecuadas de aprendizaje así como desarrollar aptitudes de convivencia favorables dentro del ámbito escolar y social. Pero, lo difícil es lograr que los alumnos tomen conciencia de la necesidad de normas y sanciones para mantener la convivencia, para esto es necesaria la formación del docente en técnicas de gestión y control del aula fundamentadas en la comprensión y conocimiento del curso evolutivo por el que trascurre el estudiante. Dar oportunidades a los alumnos para aprender a comportarse implica por parte del profesor la incorporación de estrategias que permitan al alumno asumir la disciplina como un objetivo educativo que debe alcanzar y al profesor como un objetivo educativo que debe enseñar.

Sin embargo al desarrollar estrategias de convivencia se deben olvidar ciertos paradigmas, como por ejemplo que la disciplina equivale a castigo, la palabra disciplina significa realmente formar o enseñar, y combina tanto refuerzos positivos como negativos. Cuando se entrega disciplina a los alumnos, se les enseña a comportarse, para lo cual se les dan instrucciones antes de pedirles que intenten poner algo en práctica. Es así como el profesor se convierte en una especie de modelo de comportamiento que debe estar dispuesto a señalar una y otra vez aquello que no se está haciendo bien, pero además debe destacar lo que si está bien, la idea es hacer reflexionar al alumno sobre su error y así modificar su comportamiento y el modo más eficaz de formar una buena conducta es moldearla con elogios.
Otro modo de eliminar comportamientos específicos que irritan es simplemente ignorarlos. Puede que al aplicar esta técnica, muchos crean que no se está haciendo nada en absoluto para cambiar las cosas, pero al ignorar constantemente ciertos comportamientos, y actuando como si no existieran, se consiguen grandes resultado. Considero que cuando quieren, los alumnos hacen cualquier cosa para conseguir la atención tanto del profesor como de sus compañeros, y esta actitud deriva de una situación en específico, pero que en clase no es adecuado tratarlas, para esto es necesario una conversación más profunda y por ningún motivo optar por medidas que ridiculicen al alumno. El ignorar consiste en no tomar en cuenta los comportamientos que desagradan y prestar atención positiva a los que agradan, pero nunca se debe hacer una cosa sin la otra.
Quizás otra sencilla manera de evitar la indisciplina es el compromiso con el alumnado al momento de preparar bien nuestra clase, presentándola de tal modo que sea ágil y comprensible, agradable al alumno, con el fin de que él sienta el deseo de aprender, estar atento y participar en la misma.
En fin la disciplina es fundamental en la formación del estudiante, y en esto la habilidad del docente para mantenerla es un punto clave para una buena educación, pues si la autoridad falla, se pierde el control del curso y el proceso enseñanza-aprendizaje peligra, pero cuando la autoridad se llega a convertir en autoritarismo y cuando se utilizan sólo los castigos, la educación vuelve a ponerse en riesgo.